Noveno mensaje del Yoga

La palabra "apego" en las prácticas espirituales de Oriente se entiende como una fuente de sufrimiento. Para muchas personas, en ciertos casos, el "apego" se entiende más como una condición importante para la crianza de los hijos. Pareceria entonces una contradicción. Lo que es claro entender, es que cuando se ha criado con un amor incondicional, aceptando desde el principio que quien recibe ese cuidado y dedicación en el momento justo materializará la armonia con la que fue nutrido y tomará vuelo, un desapego amoroso se irá produciendo, sin abondono e indiferencia. Ese sentir de amar con libertad, sin miedo a la ausencia, es tan vital para los niños y para nuestras vidas porque nos enseña que soltar con amor aliviana el corazón. Una de las más bellas muestras, de lo mejor de sí mismos son nuestros hijos, no generar fuentes de sufrimiento respecto a ellos es honrarlos y es confiar en que todo lo que hicimos por ellos esta lleno de consciencia porque hemos dado lo mejor de nosotros. Apegarse a una persona, a un objeto, a un recuerdo, a una promesa, genera sufrimiento cuando ya no están, y de nuevo no se trata entonces de querer de a poco, todo lo contrario es amar por montones, amar con todo, sin amarres ni condiciones, sin esperas ni decepciones. Los lazos fuertes se construyen estando, acompañando libremente, tejiendo juntos, con la plena consciencia de que la misión compartida en este mundo va más alla de dependencias o de personas imprescindibles. El desapego amoroso entonces nos invita a aliviar el corazón para aprender a liberar sin culpa, a confiar en lo que construimos y dejar que todo fluya bonito y armonioso.