Décimo mensaje del Yoga

Otra de las virtudes trascendentales en las enseñanzas de oriente es la "dulzura".

En un viaje a Nepal una de las experiencias más maravillosas fue encontrar, a pesar de ciertas condiciones difíciles que viven sus habitantes, un estado de dulzura en sus miradas, en sus sonrisas, en su manera de tratar al otro. La dulzura es ese don con el que nacimos, y es uno de los que más facil olvidamos. A veces elegimos con quién ser dulces y con quien no. O hasta ya no sabemos cómo ser dulces con nosotros mismos.

Si veo un acto violento, cómo evocar la dulzura en mi para que mi reacción no sea igualmente violenta de rechazo o frustración? Al estar haciendo una postura dificil, tratando varias veces de acceder, estoy violentando el proceso? O dulcemente estoy tratando de entender cómo acceder sin forzar la postura, acaso me ofusco o me desanimo porque aùn no puedo hacerla o con dulzura acepto mis limites, los reconozco y me dejo de tratar con dureza solo porque es necesario lograrlo?

Para abrazar de nuevo la dulzura en todo lo que pensamos, decimos y hacemos comienza por parar en este mismo instante y date una caricia, piensa lo más bonito que te pasó hoy y dile a tu corazón lo mucho que lo amas.

Cuidate dulce-mente!